Etapas del Camino del Salvador
Introducción
EL CAMINO DEL SALVADOR
La ruta jacobea que enlaza León con Oviedo/Uviéu es una de las vías vinculadas al Camino de Santiago de más corto recorrido, apenas 120 kilómetros, pero de más larga historia, pues sus orígenes se vinculan directamente con la promoción y auge del culto a las reliquias conservadas en la catedral de Oviedo, cuya relevancia es ya evidente en la segunda mitad del siglo XI.
Ya el rey asturiano Alfonso II había hecho todo lo posible para dotar a su nueva capital, Oviedo/Uviéu, de un gran relicario, en el que se depositaran reliquias de todos los apóstoles, hecho que contribuyó a un incipiente culto, en principio local, a la catedral de San Salvador. Tras el traslado de la corte a León en 910 pareció decaer este fenómeno, que se vio, sin embargo, reforzado en el siglo XI gracias al gran culto que profesaron al relicario ovetense diferentes monarcas de León y Castilla, caso de Fernando I, quien lo visitó en 1053, y, sobre todo, de Alfonso VI, quien en 1075 procedió a la apertura del Arca Santa conservado en la Cámara Santa de la catedral de Oviedo, en un acto en el que estuvo acompañado por los grandes dignatarios del momento, incluido el famoso Cid Campeador.
Ese Arca Santa que se abrió en 1075 era una antigua caja de madera de cedro que conservaba reliquias de Jesús, la Virgen María y los apóstoles. Se conservó en los inicios del cristianismo en Jerusalén, hasta que las sucesivas incursiones persas en la ciudad santa forzaron a su traslado al norte de África y desde allí a Toledo, en un intento de proteger ese tesoro. En Toledo, en el siglo VIII, se habría sustituido la primitiva caja por otra de madera de roble, que sería la que viajó hacia el norte de España en el momento de la invasión musulmana de 711. En un primer lugar encontró refugio en el Monsacro, montaña de la asturiana sierra del Aramo, en la zona central del Principado, hasta que en tiempos del rey Alfonso II fue depositada en la actual Cámara Santa de la Catedral de Oviedo. Un primer intento de proceder a su apertura tuvo lugar en 1035, protagonizado por el obispo Ponce de Tavernoles, aunque según la leyenda un resplandor surgido del arca lo impidió. En 1075 se logró finalmente en presencia del rey Alfonso VI.
Nada más abrirse el Arca Santa se procedió a realizar un inventario de las decenas de reliquias en él conservadas, elaborándose inventarios que pronto se divulgaron por toda la Europa cristiana, comenzando de esta manera un flujo cada vez más notable de peregrinaciones hacia la catedral ovetense. Para acoger a esos peregrinos el propio rey Alfonso VI donó el antiguo palacio de los reyes de Asturias en Oviedo/Uviéu, el “palatium frantisco” para su conversión en hospital de peregrinos, bajo el nombre de San Juan.
Este mismo monarca y sus sucesores Fernando II y Alfonso IX tratarán de favorecer la creación de una red asistencial al peregrino en el camino que se comenzó a consolidar entre León y Oviedo/Uviéu, germen del actual Camino del Salvador. Ejemplo de ello son las distintas disposiciones para intentar dotar de un hospital de peregrinos al entonces peligroso y solitario paraje del alto del Padrún y el monte Copián, entre la villa de Mieres y la de Olloniego, realizadas sucesivamente en 1103, 1143 y 1220, aunque parece que no sería hasta 1267 cuando esta intención fraguara, en la leprosería de La Rebollá. Otros hospitales de peregrinos surgirán con el tiempo en esta ruta del Salvador, caso especial del vinculado a la colegiata de Santa María de Arbas, en el siglo XII, o los existentes en Campumanes (citado en 1247), Ujo (albergue documentado en el XV) o Mieres del Camino (cuyo primer albergue ya se cita en 1189).
Junto a estas alberguerías, son numerosas también las referencias a actuaciones de mejora en los puentes por los que discurría la ruta jacobea del Salvador, caso de las alusivas a los puentes de Ujo, Mieres u Olloniego, todos ellos vinculados directamente a hospitales de peregrinos localizados en sus proximidades, en una asociación típica del mundo jacobeo.
Oviedo/Uviéu se consolidó desde finales del siglo XI como el segundo gran centro de peregrinaciones de la península Ibérica, sólo por detrás de Santiago de Compostela, como se refleja en las Partidas del rey Sabio Alfonso X, quien al definir al peregrino lo hace indicando que es la persona que va en peregrinaje a Santiago o a San Salvador de Oviedo “o a otros lugares de luenga e de estraña tierra”. Será frecuente en los siglos medievales que se llegue a producir la asociación entre San Salvador de Oviedo y el conjunto de la región asturiana, en especial en documentos de fuera de España, en los que se llega a aludir, por ejemplo, a Gijón/Xixón como el puerto de San Salvador.
El Camino del Salvador será frecuentado por viajeros extranjeros, algunos de los cuales dejaron testimonio de su peregrinar, aludiendo siempre en sus textos a la dureza del tránsito por la cordillera Cantábrica o a la belleza del paisaje astur. Una famosa canción de peregrinaje francesa señala la necesidad sentida por muchos en los siglos medievales de desviarse en León del camino francés para encaminarse hacia el norte, por la ruta del Salvador, hacia la Cámara Santa ovetense:
Quien va a Santiago y no al Salvador
Visita al criado y deja al Señor
En el actual renacimiento jacobeo, la ruta del Salvador se ha consolidado como un camino de conexión entre el camino francés y los caminos del Norte de España. Es una ruta que parte del mismo centro de León, de las proximidades del antiguo hospital de San Marcos, actual Parador Nacional, y que en su vertiente asturiana (una vez atravesado el puerto de Pajares) discurre por los concejos de Lena, Mieres, Ribera de Arriba y Oviedo, desde donde puede continuar hacia Santiago por la ruta primitiva (existiendo un camino, no declarado oficialmente aunque sí señalizado sobre el terreno, que conecta Oviedo con Avilés y desde ahí con la vía costera hacia Compostela).